Hagamos un amigo, tomemoslo de la mano; como en el jardín de infantes, que conocías a alguien y ya era tu mejor amigo, eramos novios sin que el otro supiera, eramos felices con un lápiz y un papel.
Por lo único que discutíamos era por ser la mamá jugando a las muñecas o porque nadie quería contar en las escondidas.
Toda pelea se terminaba con un NO JUEGO MÁS.
Y todo consistía en ser felices un rato, no importaba con quién, no había discriminación, no importaba la raza, la religión, ni el color.
Volvamos a eso, seamos felices por un rato, vivamos el momento; no revolvamos el pasado ni planifiquemos el fututo, vivamos el HOY.
Volvamos a ser nenes de jardín de infantes.

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